sábado, 1 de agosto de 2009

Viaje a Santiago de Compostela



A las 8 de la mañana del día 6 de Junio salíamos de Palacio. En el autobús ya venían 4 personas que habían "embarcado" en Oviedo. En La Pola, como viene siendo habitual, se sumaría otro grupo entre los que se incluían la pareja de Villallana a quienes les había "tocado" el viaje en la comida del día anterior. En total fuimos 42 personas.







En torno a las 10,30 paramos en Villuir, a desayunar, y transcurridos los 45 minutos a los que nos obligaba la normativa de transporte público, continuamos ruta hacia Santiago a donde llegamos sobre las 13:30.













La imagen habla por sí sola. ¡Y es que Santiago sin lluvia....!










Boris, que así se llama el conductor del autobús que nos llevó, nos dejó muy cerca de la Plaza del Obradoiro. Sólo tuvimos que cruzar una pasarela cubierta y caminar después, bajo la lluvia eso sí, apenas 300 metros hasta la Catedral.











Ante la Catedral nos dispersamos. Hubo quienes prefirieron ir a tomar pulpo y ribeiro y quienes optaron por entrar a hacer una visita al Santo.










Una hora y media más tarde nos reuniríamos para ir a comer al Restaurante la Codorniz que, nos habían dicho cuando hicimos la reserva, quedaba a 5 minutos de camino desde El Obradoiro.



Los cinco minutos de camino al restaurante se convirtieron en casi media hora en cada sentido lo que sirvió para un pequeño rifirrafe con los responsables de La Codorniz. A las 5 de la tarde tendríamos que estar subiendo al autocar para emprender el viaje de vuelta. No estábamos, por tanto, sobrados de tiempo y esa -casi- hora en desplazamientos supuso sacrificar el paseo que habíamos proyectado con el mini tren turístico para conocer algo más la ciudad.













Lo cierto es que, superado el mal humor por el contratiempo, tenemos que decir, si queremos ser justos que la comida estuvo muy bien. Abundante y sabrosa.



La pena es que no quedó tiempo para más. Quienes quisieron hacer alguna compra tuvieron que hacerla a toda prisa y en las tiendas que nos encontramos en el camino de regreso hacia donde nos esperaba el autocar.



Serían, más o menos las 11:00 cuando llegábamos a La Pola. Estábamos cansados y cansadas pero no tanto como cabría esperar del "palizón" de viaje. Hay que agradecerle a D. José Luis, de Alsa, el magnífico autobús que nos asignó. Igualmente darle las gracias a Boris por lo cómodo y agradable que se hizo el trayecto.



Y para quienes lo organizamos, una lección: las excursiones que se programen en adelante, no pueden requerir un desplazamiento más allá de las dos horas y media o tres en cada sentido. ¡Andando y aprendiendo!!

No hay comentarios: